EQ16. El viejo hotel junto a la carretera
Después de más de un año en el que el blog ha hecho honor a su nombre vuelvo a las andadas. Sigo sin tener mucho tiempo para colgar entradas en el blog y menos aún para salir a explorar, pero por suerte aún me queda material “viejo y abandonado” para poder entreteneros durante algún tiempo. Así que volvamos atrás en el tiempo y sigamos mostrando lo que dio de si la EQ16 que discurrió por tierras lusas.
Llegamos, aparcamos los coches al lado y entramos por el jardín como cão por su casa.
Lo primero que nos encontramos parecía ser la residencia de los dueños. Aquello tenía toda la pinta de una vivienda de 3 plantas, enormes y sorprendentemente atestadas de detalles, aunque la mayoría de los muebles estaban bastante hechos trizas.
Los baños no estaban mucho mejor, pero personalmente si no hay polvo, trastos y azulejos agrietados no me parece un abandono.
Curiosamente en los muebles del baño aún quedaban incluso medicinas. A saber la de años que llevaría olvidado ahí ese jarabe para la tos.
También encontramos una diminuta habitación, tan pequeña que no cabía una cama, que probablemente se utilizase de cuarto de costura. El mueble estaba lleno de botones y había retales de tela por todas partes.
Cerca estaba la cocina, bastante curiosa y con aspecto “de abuela”. Por ejemplo, en el detalle de las estanterías tapizadas con tela. Tenía pinta de que los antiguos habitantes de la casa eran aficionados al vino.
En la despensa había aún más botellas y una preciosa, aunque bastante deteriorada lata de café “El Mejor”. Las marcas ahora son bastante más modestas eligiendo los nombres…
En la última planta había un enorme desván lleno de trastos de todo tipo y pelaje. Me llamó la atención esta enorme caja con mandos eléctricos. ¿Una radio? ¿Tal vez un amplificador? Cualquiera sabe lo que ocultaría esa enorme cantidad de polvo.
Tal vez lo más curioso de la casa era lo más oculto. ¿Veis las escaleras al fondo de la foto anterior? Tras un par de giros daban paso a una vieja habitación en buhardilla, con una vieja cama y esta vieja mesita de noche llena de pastillas.
Después de explorar la vivienda nos dirigimos al hotel propiamente dicho. Tres plantas bastante destrozadas, pero aún repletas de detalles para fotografiar. Tras la recepción encontramos esta vieja caja fuerte que parecía sacada de una película del viejo oeste. Ahora sólo guardaba viejas postales con la imagen del hotel.
El comedor principal estaba sorprendentemente en muy buen estado, a pesar de todo el tiempo que había pasado. No faltaban los techos rotos y el polvo por doquier, pero las mesas y sillas estaban en un sorprendente buen orden.
Al fondo del comedor estaba esta vieja silla de barbero. Viendo fotos previas del lugar pudimos comprobar que originalmente estaba en una pequeña habitación que hacía las veces de barbería y que a falta del sillón nosotros pasamos totalmente por alto. Alguien lo había movido hasta el salón, tal vez para fotografiarlo con mejor luz.
En la esquina opuesta del salón estaba este espacio con un sofá. Las piezas amarillas del suelo eran tarjetas de plástico con números, probablemente para marcar las mesas.
Tras la barra del bar encontrábamos la enorme cocina. Curiosamente casi había más grasa acumulada que óxido.
Justo debajo de la cocina había una gran despensa llena de botellas vacías. Uno se pregunta el motivo de almacenar tantas botellas. ¿Coleccionismo, quizá?
Volvimos para explorar las plantas superiores donde estaban las habitaciones, no sin antes fotografiar la aún majestuosa escalera principal. Tristemente en visitas posteriores de otros exploradores pudimos comprobar que las barandas y escalones habían sido reventados. Este tipo de cosas son las que hacen que seamos tan discretos con las localizaciones, aunque en este caso de poco sirvió.
En las plantas de las habitaciones había poco que ver. Todas las habitaciones tenían más o menos el mismo aspecto, con los muebles reventados en mayor o menor medida. Esta era una de las más enteras, y aun así tenía el típico lavabo reventado. Estando por allí aparecieron un puñado de chavales, probablemente del pueblo. Tras el susto inicial por su parte se metieron en una habitación y no les volvimos prácticamente a ver. Por su reacción parece que no éramos los primeros fotógrafos que veían por allí.
Las escaleras de acceso a la segunda planta estaban bastante peor. Allí ya habían desaparecido las barandas y había un montón de muebles rotos en las escaleras que no se ven en la foto. La segunda planta tenía el mismo aspecto que la primera, salvo porque los muebles estaban aún más destrozados.
Descubrimos también otra parte del hotel, separada del edificio principal y en bastante mejor estado, salvo porque estaba totalmente vacía salvo por algún detalle aislado, como una vieja impresora HP o esta preciosidad metida en una habitación. Tengo que admitir que este tipo de bañeras son mi debilidad....
Tras los comentarios y esperar a los últimos compañeros rezagados salimos al jardín a buscar una GoPro que se había caído y que milagrosamente apareció entre unas hierbas. Las escaleras que se ven conectaban con la planta baja y la puerta de abajo es donde estaba el almacén con las botellas.
Tras reunirnos nos fuimos haciendo las últimas fotos. Esta del final tiene el curioso detalle de mostrar la misma fachada que aparecía en las postales que encontramos en la recepción.
Con esta visita dimos por finalizado el día de exploraciones, no sin antes intentar acceder a otro hotel que por su concurrida ubicación y la falta de luz decidimos no explorar.
Todavía quedaba un buen trecho para volver al hotel y ver que íbamos a visitar el día siguiente.
Otras visiones del sitio:
- El amigo Nano ya había estado previamente, e incluso se atrevió a pasar una noche de hotel.
- Sara fue la que tuvo la mala suerte de perder la cámara y luego la suerte de encontrarla. Podéis ver su visión del sitio en Grand Hotel.
- En Urbexspain tambien estuvieron por aquí. Lo llamaron Hotel Principal.