Al día siguiente nos tocaba visita hospitalaria. Tras un buen paseo en coche aparcamos en una calle en las afueras de la ciudad y empezamos a echar un vistazo a la zona. Tras un par de deliberaciones nos decidimos a entrar por un lateral de la finca del hospital rodeando un edificio de viviendas. Ni siquiera hubo que saltar nada. Estábamos dentro y ahora tocaba ver como meternos en el edificio.
Tras un par de rodeos infructuosos tratando de dar con una puerta abierta nos acabamos colando por una puerta de cristal que estaba rota. Tras la típica conversación para ver como quedábamos y como nos distribuíamos empezamos a explorar.
La zona por donde entramos alojaba lo que parecían habitaciones para 4 ó 6 camas, bastante grandes.
Había un par de par de plantas conectadas por ascensores y escaleras.
Llamaba bastante la atención la cantidad de luz que había por todas partes y los largos pasillos.
En el siguiente edificio, muy conectado con el primero encontramos los quirófanos. Esto nos hizo pensar que las habitaciones anteriores debían ser unidades de cuidados intensivos, por la cercanía y el tamaño.
Curiosamente los baños que había por allí eran bastante grandes. Resulta curioso encontrar bañeras tan grandes en un hospital hoy en día. De todos modos, el resto de baños eran bastante más pequeños y no recuerdo haber visto más bañeras como esta.
Del quirófano quedaba poco que ver y sólo se identificaba la estancia por la enorme lámpara. De las mesas de operaciones y otros enseres habituales no quedaba prácticamente nada. Por cierto, que estando por aquí empezamos a oír voces. Tras acércanos a ver qué pasaba resultó que había un vigilante en el edificio. Curiosamente, en lugar de echarnos nos preguntó si éramos estudiantes de arquitectura y que tuviéramos cuidado de no acercarnos a algunas zonas concretas, que tenían alarma, tras lo que nos dejó andar por allí a nuestras anchas. Da gusto encontrar vigilantes tan majos.
Con la tranquilidad de saber que podíamos andar por allí sin problemas nos acercamos al segundo edificio. Este era el más grande y más largo de todos. Sólo hay que ver el larguísimo pasillo para hacerse a la idea. En realidad, el pasillo se extendía casi el doble de lo que se ve.
Mismo pasillo, justo desde la otra dirección. Aquí parece más largo porque la foto está tirada con el angular (a 9 mm). El angular deforma, sí, pero la máquina de andar era enorme de cualquier manera.
Por esa zona había varias habitaciones de servicio. Este pedazo de mamotreto con aspecto de caja fuerte es en realidad un esterilizador.
Por esta zona encontramos también el laboratorio. En este caso se identificaba bastante bien por el montón de botellas de productos químicos variados, de color oscuro y con su “tranquilizadora” calavera en las etiquetas.
También encontramos el típico mobiliario que recuerda a las cocinas, de madera, y también maquinaria como esta centrifugadora de gran tamaño.
A continuación, encontramos lo que parecían ser habitaciones más pequeñas y bastante parecidas entre ellas. Todas totalmente vacías salvo por algún elemento difícil de mover, como este antiguo y pesado radiador de hierro fundido.
Curiosamente los sillones que suelen existir en estas habitaciones habían acabado todos en el pasillo. No es que hubiera muchos, pero resultaba curioso que los hubieran sacado todos allí.
También llamaba la atención esta fuente en la parte central del pasillo. El diseño era de lo más curioso, pero debía de ser bastante poco práctica para beber agua de ella.
Además de las habitaciones encontramos lo que debían ser consultas. Las de rayos x estaban claramente marcadas, pero totalmente desmanteladas, por lo que era difícil encontrar algo destacable que fotografiar. Encontramos esta especie de cama articulada, pero lo cierto es que parecía un tanto fuera de lugar, como si la hubieran movido de su ubicación original y dejado allí.
Algún que otro detalle encontramos, como esta pequeña mesa de material médico móvil. Pero poca cosa más.
También estas viejas y secas plantas que alguien olvidó allí para siempre. Es raro encontrar cadáveres en estos sitios, pero la imagen de estas pobres plantas que se quedaron en una consulta me pareció bastante poético y triste.
No podía faltar el viejo sillón desvencijado. Este en concreto parecía que en su época fue bastante cómodo, al menos eso parecía la vista.
Los sótanos tampoco tenían mucho que ver. Prácticamente todo estaba bastante desguazado, hasta el punto de ser difícil saber el uso de cualquier estancia. ¿Qué hacía esta silla aquí? ¿Para descanso de la gente de mantenimiento, tal vez?
En las plantas más altas encontramos lo que debía ser la zona noble, con despachos y mesas de oficina. Resultaba curioso ver muebles tan antiguos junto a teléfonos relativamente modernos.
Curiosamente, incluso en esa zona encontramos los recortables infantiles que habíamos visto pegados en casi todas las ventanas del hospital.
Los recortables de papel estaban en cualquier sitio. Incluso en esta vieja caja fuerte que encontramos por allí.
Ordenadores viejos también encontramos alguno que otro. Este es relativamente “moderno”, con sus discos de 3.5”, su monitor “cabezón” y su impresora matricial.
También por esta zona encontramos una serie de curiosas habitaciones a las que se accedía por una no menos curiosa escalera.
Dedujimos que debía de ser la vivienda de personal religioso, dado que estaba apartado del resto del hospital, el suelo era el único en todo el hospital de parquet y que encontramos camas y varios crucifijos en las paredes.
Al final del edificio encontramos una enorme sala circular que debió ser un área de juegos o algo parecido, por el tamaño y la decoración de las paredes. Alguien dejó allí ese viejo sillón en medio de la sala que parecía observar a todo el que se asomaba a la puerta.
Tambíén estaba por allí el salón de actos, con sus sillones en escalera como si fueran gradas. Curiosamente allí encontramos las únicas pintadas del lugar: en la vieja pizarra y con tiza.
Después de explorar toda el ala del edificio principal nos salimos a ver los jardines. Nuestro amigo el vigilante tenía su caseta por allí y nos saludó al pasar. Desde fuera se ve la parte externa de la sala de la imagen anterior, que estaba en la primera planta.
Desde allí nos llamó la atención un edificio pequeño, pero con una chimenea enorme de ladrillo rojo más propia de una fábrica que de un hospital. Resultó ser la sala de calderas que debía proveer de calefacción y agua caliente al complejo.
También debía ser el área de descanso y aseo del personal de mantenimiento. Al menos es la única explicación que le encuentro a este sillón y ese espejo en una sala de máquinas.
Tras volver a juntarnos nos despedimos del viejo hospital desmantelado, preguntándonos cuanto tiempo seguirá allí. Comparando con España es sorprendente que el sitio no estuviera totalmente reventado y lleno de pintadas. Parte del mérito es de la vigilancia, claro está, pero en general da la impresión de que en el país vecino se respetan más los lugares que en el nuestro.
Otras visiones del sitio:
La del Hospital pedíatrico en Última Visita.
El Hospital de Niños (parte 1) y parte 2 en Forgotten and Magical Places.