EQ16. EL hotel balneario abandonado.
Este es uno de esos abandonos que ves de lejos y piensas: "Uf, muy grande pero muy hecho polvo".
Lo malo de este tipo de impresión es que vas un poco con el ánimo de echarle un ojo pero sin demasiado interés. Vas buscando una entrada fácil, pero piensas que si hay que esforzarse mucho mejor lo dejas. Vas mirando por las ventanas y lo que ves no parece especialmente interesante... Pasillos vacíos, muros reventados... Mala pinta.
Al final encuentras una puerta abierta y decides echar un ojo. Por dentro la cosa no mejora demasiado, pero lo suficiente para ponerte a buscar alguna toma buena, pero sin decidirte a sacar el trípode. Por suerte desde que tengo la E-3, tirando de angular, algo de ISO, estabilizador óptico y ráfaga se obtienen HDRs bastante decentes (aquí es donde más de uno se echa las manos a la cabeza... ¡HDR!¡Puagh!).
El edificio en el que estuvimos era uno de los laterales. Pequeño, sobre todo comparado con el tamaño del edificio central, pero daba bastante de si para las fotos, especialmente teniendo en cuenta que el edificio tenía pinta de llevar más de un siglo en pie.
También la edad y las ventanas abiertas se notaban y pasaban factura. Los suelos de madera estaban carcomidos y con agujeros. En algunas de las habitaciones uno ni se atrevía a entrar, por si acaso al agujero existente le daba por ampliarse repentinamente por aquello de estar uno encima haciendo fotos.
Tampoco los techos de las plantas altas se libraban de los agujeros. Lo único bueno era ese tono verdoso tan característico que la humedad confiere a las paredes.
La escalera principal quizá fuera lo más interesante del conjunto. La pequeña vidriera de diseño geométrico estaba bastante destartalada, pero aún daba confianza suficiente para poder usarla.
En la planta más alta la lluvia y la humedad habían hecho su habitual trabajo de desgaste. AL caer la escayola se mostraba la constitución de sus muros, con láminas de madera y pasta (cemento o adobe, a saber). Está claro que ya no se hacen edificios como los de antes. Viendo el trabajo que debía de llevar levantar estos muros no es de extrañar.
Resultaba curioso encontrar aún algunos muebles aquí y allá, a pesar de que todo indicaba que el lugar llevaba abandonado décadas.
Como siempre, sanitarios quedaban pocos. Nunca acabaré de entender la afición que existe en reventar porcelana. De hecho, de lo poco que vi ni siquiera estaba en donde debía estar.
Otra cosa curiosa era la sorprendente falta de pintadas. No es que no hubiera ninguna, como se puede apreciar, pero comparado con lo que uno acostumbra a ver es un cambio más que agradable.
En la zona más cercana a la carretera había una especie de salón bastante grande. Posiblemente fuera uno de los bares del hotel. Aún quedaban muebles y sofás, e incluso algunas sillas de plástico que indicaban que el sitio se había usado posteriormente al abandono.
También era curiosa esta pequeña especie de cueva artificial bajo la entrada al edificio. No sé si originalmente sería un lugar tan "verdoso", pero lo cierto es que así quedaba de lo más original.
Lo que más me llamó la atención incluso mientras nos acercábamos al lugar fue un pequeño edificio con una enorme chimenea de ladrillo rojo más propia de una fábrica que de un hotel en el campo.
Resultó ser la caseta de calderas. Estas aún estaban allí, sorprendentemente. Supongo que intentar sacar aquellas moles de metal requeriría demoler todo el edificio, ya que la impresión que daban es que primero se habían instalado las calderas y construido posteriormente el edificio.
Al final resultó una visita tranquila e interesante. Nos faltó por ver el edificio central, pero el acceso no era, digamos inmediato. Además, parecía estar en bastante mal estado. Quien sabe, quizá tras estos muros estaba lo mejor del lugar.
Desde luego, al menor por fuera, era la parte más estética del lugar. Tal vez para otra ocasión...
Otras visiones del mismo lugar: