El cementerio de barcos francés
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Etiquetas: Francia, Maquinaria
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Este es uno de esos abandonos que ves de lejos y piensas: "Uf, muy grande pero muy hecho polvo".
Lo malo de este tipo de impresión es que vas un poco con el ánimo de echarle un ojo pero sin demasiado interés. Vas buscando una entrada fácil, pero piensas que si hay que esforzarse mucho mejor lo dejas. Vas mirando por las ventanas y lo que ves no parece especialmente interesante... Pasillos vacíos, muros reventados... Mala pinta.
Al final encuentras una puerta abierta y decides echar un ojo. Por dentro la cosa no mejora demasiado, pero lo suficiente para ponerte a buscar alguna toma buena, pero sin decidirte a sacar el trípode. Por suerte desde que tengo la E-3, tirando de angular, algo de ISO, estabilizador óptico y ráfaga se obtienen HDRs bastante decentes (aquí es donde más de uno se echa las manos a la cabeza... ¡HDR!¡Puagh!).
El edificio en el que estuvimos era uno de los laterales. Pequeño, sobre todo comparado con el tamaño del edificio central, pero daba bastante de si para las fotos, especialmente teniendo en cuenta que el edificio tenía pinta de llevar más de un siglo en pie.
También la edad y las ventanas abiertas se notaban y pasaban factura. Los suelos de madera estaban carcomidos y con agujeros. En algunas de las habitaciones uno ni se atrevía a entrar, por si acaso al agujero existente le daba por ampliarse repentinamente por aquello de estar uno encima haciendo fotos.
Tampoco los techos de las plantas altas se libraban de los agujeros. Lo único bueno era ese tono verdoso tan característico que la humedad confiere a las paredes.
La escalera principal quizá fuera lo más interesante del conjunto. La pequeña vidriera de diseño geométrico estaba bastante destartalada, pero aún daba confianza suficiente para poder usarla.
En la planta más alta la lluvia y la humedad habían hecho su habitual trabajo de desgaste. AL caer la escayola se mostraba la constitución de sus muros, con láminas de madera y pasta (cemento o adobe, a saber). Está claro que ya no se hacen edificios como los de antes. Viendo el trabajo que debía de llevar levantar estos muros no es de extrañar.
Resultaba curioso encontrar aún algunos muebles aquí y allá, a pesar de que todo indicaba que el lugar llevaba abandonado décadas.
Como siempre, sanitarios quedaban pocos. Nunca acabaré de entender la afición que existe en reventar porcelana. De hecho, de lo poco que vi ni siquiera estaba en donde debía estar.
Otra cosa curiosa era la sorprendente falta de pintadas. No es que no hubiera ninguna, como se puede apreciar, pero comparado con lo que uno acostumbra a ver es un cambio más que agradable.
En la zona más cercana a la carretera había una especie de salón bastante grande. Posiblemente fuera uno de los bares del hotel. Aún quedaban muebles y sofás, e incluso algunas sillas de plástico que indicaban que el sitio se había usado posteriormente al abandono.
También era curiosa esta pequeña especie de cueva artificial bajo la entrada al edificio. No sé si originalmente sería un lugar tan "verdoso", pero lo cierto es que así quedaba de lo más original.
Lo que más me llamó la atención incluso mientras nos acercábamos al lugar fue un pequeño edificio con una enorme chimenea de ladrillo rojo más propia de una fábrica que de un hotel en el campo.
Resultó ser la caseta de calderas. Estas aún estaban allí, sorprendentemente. Supongo que intentar sacar aquellas moles de metal requeriría demoler todo el edificio, ya que la impresión que daban es que primero se habían instalado las calderas y construido posteriormente el edificio.
Al final resultó una visita tranquila e interesante. Nos faltó por ver el edificio central, pero el acceso no era, digamos inmediato. Además, parecía estar en bastante mal estado. Quien sabe, quizá tras estos muros estaba lo mejor del lugar.
Desde luego, al menor por fuera, era la parte más estética del lugar. Tal vez para otra ocasión...
Otras visiones del mismo lugar:
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Madrugón. Un vuelo de esos que al rato de despegar ya estás aterrizando y de buena mañana te encuentras en el país vecino junto a un montón de frikis de los abandonos. ¿Hay mejor forma de empezar el día? Sobre todo después de estar tanto tiempo en el dique seco en temas de abandonos, como se ha podido apreciar en la falta de movimiento en el blog.
Primera visita y sorpresa. "Vas a alucinar con lo que hemos encontrado". Una carretera perdida, una cuesta arriba rodeada de árboles... Una extraña torre y... ¡Una montaña rusa! Si el día había empezado bien mejoraba por momentos. Aparcamos el coche en el parking, como cualquier otro visitante, solo que luego tuvimos que usar una puerta alternativa que no estaba en los planos originales del parque.
Lo primero que vi fue prácticamente esto. Luego vimos que la enorme piscina tenía en su tiempo juegos hinchables que evidentemente ya no estaban. De hecho faltaban un buen número de las atracciones que aparecían en los mapas que encontramos por allí. Probablemente se llevaron lo más fácil de transportar y lo más vendible.
La torre debía de tener sus buenos 30 ó 40 metros de altura, y subir a ella en frío luego me costaría pasar el fin de semana entero con las piernas doloridas.
Ya desde arriba se podía observar con detenimiento la estructura del parque. Desde luego era bastante pequeño y en sus tiempos apenas habría mucho más de una docena de atracciones. La principal era la torre donde estábamos, que servía de plataforma de puenting de varios tipos y de una colosal tirolina que cruzaba prácticamente el parque hasta el final.
La siguiente atracción era una rueda de coches que se levantaba hasta ponerse vertical. Sorprendía el diseño bastante antiguo teniendo en cuenta que el parque no tenía muchos años de antigüedad.
Desde la cabina de control que hacía también las veces de taquilla se podía ver el enorme brazo hidráulico que levantaba toda la maquinaria. Probablemente la atracción sigue ahí debido a que estaba firmemente sujeta al suelo y ya debieron de adquirirla con tiempo de uso.
La siguiente atracción era el Tornado. Una barquilla con capacidad para varios pasajeros en el extremo de una barra vertical con un contrapeso en el lado opuesto. En mitad de la barra un eje que hacía girar todo el conjunto de modo que la mitad del tiempo estabas cabeza abajo. Esta atracción también era enorme, parecía antigua y contaba con sólidos cimientos.
La siguiente atracción era curiosa porque tenía un aspecto realmente retro. En este caso era la típica atracción que se desmonta fácilmente y cuenta con sus propias ruedas de manera que se engancha a un camión fácilmente para moverla de feria en feria. Probablemente se quedó allí porque debía ser tan antigua como su aspecto.
Tampoco parecía especialmente divertida, sobre todo teniendo en cuenta los exóticos mecanismos que encontramos en los parques de atracciones modernos.
Por último, la impresionante "montanha russa". Nada de loopings ni giros exóticos. Máxima velocidad y giros en el menor espacio. La típica estructura que se le viene a uno a la cabeza cuando piensa en una montaña rusa.
Sólo contaba con dos convoyes de cuatro coches, con capacidad para ocho personas en total. Mientras uno estaba parado subiendo y bajando pasajeros el otro hacía el recorrido.
Lo más adorable era el diseño de las vagonetas, con ese aire tan retrofuturista y su diseño aerodinámico.
Eso sí, la sujección parecía que dejaba bastante que desear, aunque teniendo en cuenta que siempre se estaba cabeza arriba no hacía falta mucho más.
Como véis, atracciones no quedaban demasiadas, aunque tampoco es que cuando estuvo en funcionamiento hubiera tenido muchas más. Lo curioso es que no había más que un par de edificios de obra. Solamente unos servicios al final del parque, que estaban en sorprendente buen estado y sólo se habían llevado las tuberías.
El otro era un edificio más largo y multicolor que incluía las oficinas y taquillas, y otro anexo con el resto de baños, vestuarios para usar las piscinas y la cocina.
En su interior quedaba poca cosa, aunque el aspecto era de que había sido vaciado "ordenadamente" por los propietarios. Apenas había destrozos aparte de algún cristal roto y poco más. Lo que más me llamó la atención fueron estas fichas de colores que servían para acceder a las atracciones. Al parecer con la entrada daban un número de fichas en vez de tener barra libre para usar todas las atracciones como suele ser habitual ahora.
No es el parque de atracciones abandonado más grande del mundo ni por asomo, ni el más antiguo ni el más espectacular, pero en mi caso fue el primero que he podido visitar así que tiene su encanto.
Actualización 19/05/2014.
Dani ha subido su visión del parque y añadido un buen montón de fotos de cuando estaba en funcionamiento en Adventure-park.
Actualización 06/06/2014
La señorita Xanadú también ha subido su versión en Érase una vez… Camané Park. Resulta curioso ver imágenes casi idénticas mezcladas con otras en las que piensas "¿por qué no se me ocurrió a mi ?" :)
Salu2!
Enviado por Abandonalia a las 12:06 p. m. 19 : haz click aqui para dejar uno