22.9.08

EQ6. Aeródromo abandonado de Ransdorf

El aeródromo de Ransdorf fue construido inicialmente como un pequeño aeropuerto deportivo en 1930. Posteriormente, durante la segunda guerra mundial fue utilizado por la Luftwaffe con propósitos militares. Tras la caída del III Raich el aeródromo fue tomando por las fuerzas rusas que lo utilizarían como aeropuerto para sus aviones y helicópteros militares, especialmente en labores de reparación y mantenimiento de aeronaves.

Las instalaciones principales del aeropuerto estaban alambradas y cerradas. Encontramos en la puerta principal algunos carteles de lo que parecía una inmobiliaria que pretendiera reaprovechar el terreno para construir algún tipo de instalación, aunque no encontramos maquinaria ni nada parecido, excepto por algunas de esas marcas de pintura de colores chillones que usan los topógrafos para tomar medidas.

Por pura suerte dimos con lo que en principio parecía un simple aparcamiento, lleno de coches, y que resultó que también debió formar parte de la base aérea. El aparcamiento estaba rodeado de carteles de propaganda soviética y algunos restos de alambre de espino.



Junto al aparcamiento encontramos varias casas de madera abandonadas. Probablemente se tratasen de casas de veraneo o residencia para oficiales. Los edificios eran todos iguales, excepto por algún cambio de color. El estado de los edificios era bastante malo, con muchos suelos hundidos y escaleras rotas, además de pocos cristales sin romper.




Tras el picnic de rigor nos dispusimos a entrar en la zona del aeropuerto propiamente dicho. El edificio principal cuenta con lo que fue una pequeña torre de control en su centro. La pista principal, que a día de hoy está desaparecida, bien por deterioro, o simplemente porque era una pista de tierra sobre la que hoy crece la hierba. Lo único que quedan visibles son algunos caminos asfaltados demasiado estrechos para formar parte de la pista y algunos círculos de cemento para el aterrizaje de helicópteros.



El hangar de la derecha estaba dividido en lo que suponemos que fue ser un taller, con fosos de reparación y una curiosa habitación pequeña con cristales blindados de gran grosor. En la parte de la derecha el hangar había sido sustituido por un campo de deportes al que no pudimos acceder de ninguna manera, aunque sí tomar fotos a través de un hueco de las enormes puertas correderas.


En la parte izquierda había un enorme hangar vacío. Básicamente puertas enormes, algunos cajones rotos de material militar con inscripciones en ruso, muchas hojas secas y tejados rotos. Probablemente aquí se guardarían las aeronaves listas para volar, ya que es el hangar más próximo a la desaparecida pista principal.



La torre de control tenía todos sus accesos sellados con unas puertas especiales anti-vándalos. Son unas planchas de metal curvadas hacia dentro que se sueldan a la puerta y que una vez puestas no hay manera de abrir sin herramientas. Stewie me comentó que las había visto antes en un edificio de Deutsche Telekom abandonado en el centro de Berlín. La diferencia es que aquí, como en otros abandonos, cuando alguien cierra una puerta otro alguien tira una pared, así que para entrar en la torre sólo hacía falta meterse por un hueco. El interior de la torre estaba totalmente desguazado, sin señal alguna de maquinaria de ningún tipo y apenas unos cuantos tubos metálicos de calefacción.



En cuanto al resto del edificio, poca cosa de interés. Algunos carteles de puertas con los habituales caracteres cirílicos del ruso, lo que los hacía totalmente indescifrables para nosotros. Otra cosa que me llamó la atención fue el papel pintado. La parte trasera del papel, cuando este se despegaba de la pared, eran siempre viejos periódicos rusos. Estos, en concreto, eran del año 1983.



Las vistas del hangar desde el segundo piso del edificio de la torre resultaban curiosas. Debió ser un espectáculo ver las aeronaves desde los despachos, aunque desde luego el ruido debió ser otra cosa muy distinta.



El siguiente hangar parecía que se había convertido en comedor o laboratorios. Encontramos lo que debió ser una cocina o laboratorio por los azulejos y las enormes campanas extractoras que aún permanecían allí.



La primera hipótesis era la cocina, aunque al ver los despachos aledaños y sobre todo una enorme tabla periódica tirada en el suelo pensamos en que podía ser algo relacionado con la química.



El hangar aledaño tenía la puerta abierta, así que entramos sin mucho problema. Había bastantes charcos de lluvia y un montón de extractores, muchos más que en el primer hangar, donde sólo estaban en una de las paredes.



Aquí encontramos unos de los pocos carteles de propaganda que quedaban en la base, incluida esta con la inconfundible efigie del camarada Lenin.



En el hangar apenas había un par de habitaciones laterales con baños y aseos, y algo que parecían aulas o salas de reunión. No encontramos acceso a la segunda planta, que hacía una especie de terraza alrededor del hangar. Los accesos a la “cocina” estaban tapiados o no los encontramos.

El resto de edificios estaban mejor cerrados y parecían más de lo mismo o estar en bastante peor estado. Lo único medianamente interesante que encontramos fue un laboratorio apenas reconocible por sus azulejos y unos cuantos fregaderos grandes y unas láminas estropeadas en ruso sobre procesos químicos que no conseguimos descifrar.



Otro edificio tenía una alta chimenea y en el sótano se encontraban algunos hornos. Junto a el encontramos lo que parecían oficinas y donde pude fotografiar este curioso mural de lo que parece un MIG 23 Flogger.



Con poca luz ya nos dirigimos a la salida sin mucho más que destacar, salvo por un encuentro fortuito con un ciervo pequeño que salió en estampida al vernos. Antes de salir echamos un vistazo a este curioso edificio que no sabemos para que servía. Las torres parecían ser grandes chimeneas o torres de refrigeración, por el aleteado que tenían, aunque en el interior no quedaba nada que nos diera pistas de su uso.



Una visita curiosa, sobre todo por los letreros en ruso que personalmente me sorprendieron bastante y que le daban un aire exótico al lugar. Había bastantes destrozos y pintadas, aunque ni la mitad de lo que estaría el sitio de estar en España. La pena es que sólo tuviéramos una tarde para verlo, porque con más tiempo es probable que hubiéramos encontrado algún otro sitio interesante.

En este álbum de favshare sobre el aeródromo encontraréis un buen montón más de fotos del lugar. No están muy procesadas en su mayoría, pero sirven para hacerse una idea más global del aspecto del sitio.

También tenéis otro buen montón de fotos en la web de Barje, Urban Travel. El fue quien nos informó sobre el sitio.

17.9.08

EQ6. Edificios de oficinas abandonados.

El avión llegó puntual al aeropuerto de Schoenefeld a las 9:45, tras poco menos de tres horas de vuelo. El aeropuerto era bastante pequeño así que no tardé en localizar a Stewie y Dafy que habían venido a buscarme en el coche de alquiler.


Tras los pertinentes saludos salimos por patas del aeropuerto ya que el parking era gratuito sólo durante 10 minutos, para cobrar a continuación 3€ por cada 20 minutos de estancia.

Teníamos por delante 3 horas de espera hasta que llegase el avión de Umpi al aeropuerto. ¿Qué hacer durante 3 largas horas? Lógicamente desayunar, pero para abrir el apetito (más aún, que yo llevaba desde las 4:30 de la mañana de pie), ¿qué mejor que un abandono?


Resulta que de camino al aeropuerto Stewie había localizado un edificio con las ventanas rotas, y pintadas en el interior, a dos pasos del aeropuerto, así que hacia allí nos dirigimos.

El lugar resulto ser un pequeño conjunto de oficinas con tres edificios. Dos de ellos idénticos en forma de hexaedro y de cuatro plantas y otro más pequeño de una sola planta en medio de los anteriores.


El primer edificio, más cercano a la carretera, era el único que conservaba alguno de sus cristales, probablemente debido a que justo enfrente había una gasolinera y una estación de bomberos. El edificio estaba totalmente vacío y muy pintarrajeado. En el interior había puertas y cristales rotos por doquier, pero las paredes se conservaban bien.


Lo que más llamaba la atención era la estructura. Todas las habitaciones eran idénticas: puerta, suelo de moqueta y un aparato grande junto al ventanal, probablemente un calefactor o aire acondicionado.


Las únicas habitaciones distintas eran los baños. Sorprendentemente la mayor parte de los sanitarios estaban en relativo buen estado, aunque no se puede decir lo mismo de las ventanas.



Incluso en una de las duchas encontramos un viejo bote de jabón colgado de una percha.



Tras terminar con el primer edificio fuimos a otra construcción cercana bastante más pequeña. Resultó ser un cuarto de transformadores. Las instalaciones estaban desguazadas, pero aún permanecían los armarios de los equipos y gran cantidad de cables cortados.



El edificio pequeño resultó muy parecido al primero, excepto porque toda la estructura de paredes, tanto exteriores como interiores eran de madera. En este edificio descubrimos un par de datos importantes. Por un lado un almanaque de pared, con fecha del año 93, que probablemente fuera el último año de uso del lugar. Por otro lado un folio pegado en la pared que parecía indicar que las oficinas habían pertenecido, o al menos estado relacionadas con los ferrocarriles de la Alemania del este.

El segundo edificio resultó ser prácticamente igual del primero, excepto por su peor estado, ya que en este incluso habían derribado algunas de las paredes interiores. También encontramos bastantes de esas bolitas que se usan como munición en el airsoft.



Al otro lado de una verja había otra serie de edificios que parecían almacenes, aunque el estado del techo y la alta vegetación a su alrededor hizo que no entrásemos en mucho detalle.


Sin embargo, en la parte trasera encontramos un pequeño vagón de tren que debió ser utilizado por okupas, ya que estaba en relativo buen estado y con un colchón en una de sus habitaciones. El vagón tenía un letrero donde se pdía leer Reichbahn. La Deutsche Reichband fue la empresa nacional de ferrocarril durante la Segunda Guerra Mundial. Tras perder Alemania la guerra la empresa cambió de nombre en la Alemania Occidental. Sin embargo, en la RDA el nombre se siguió usando hasta 1994. Esto nos llevó a pensar que nuestra primera impresión acerca del uso de las instalaciones por parte de la empresa de ferrocarriles era correcta.


La visita fue corta y el sitio no era precisamente espectacular, pero al final salieron unas cuantas fotos medianamente interesantes. No estuvo nada mal teniendo en cuenta que era algo que hacer mientras esperábamos un avión. Lo que sí quedó claro es que en la Alemania del Este encontrar un abandono era muy fácil.


En cuanto tenga tiempo de terminar de procesar fotos pondré otra entrada. Permanezcan atentos, que esto ha sido sólo el aperitivo.


Salu2!

Euroquedada 6 (EQ6). Prólogo.

Pues sí. A pesar de haber faltado a las cinco euroquedadas anteriores por fin conseguí tiempo y un billete de avión para plantarme en el corazón de las tierras germanas a la busca y captura de sitios abandonados.


La experiencia ha sido literalmente brutal, y más de 700 fotos de sitios abandonados son la prueba palpable. Berlín es un sitio espectacular para ver abandonos. En cualquier cuneta de cualquier carretera aparecen de repente edificios enormes y sin uso. Si además uno va ya con unas cuantas localizaciones buscadas el resultado es tan espectacular como el de esta quedada.


Si a eso le añadimos la compañía de tres chiflados (casi tanto como un servidor) por los abandonos, picnics a la sombra de los restos de la alemania sovietica, chistes malos a mansalva y risas hasta llegar casi al dolor de barriga puedo decir que la experiencia de la EQ6 ha sido altamente satisfactoria.


Si pensabais que habíais visto sitios interesantes en Abandonalia preparaos para sorprenderos. Puedo aseguraros que las próximas entradas sobre la EQ6, que serán un buen número, además de densas y extensas, van a sorprender a más de uno.


Permanezcan atentos a sus navegadores. En breve empiezan las curvas.