Estación abandonado de Buitrago-Gascones
Una de las formas más sencillas de encontrar un sitio abandonado es seguir una línea férrea. Resulta irónico que en una época de trenes bala de alta velocidad, atestados metros subterráneos y otras maravillas tecnológicas sobre raíles, y que una gran parte de la red ferroviaria esté prácticamente abandonada.
En algunos casos los abandonos son para bien, como en el caso de las vías verdes, que convierten los antiguos trazados ferroviarios, tras eliminar las vías, en rutas destinadas al turismo ecológico, a pie o en bicicleta.
En otros casos, nos encontramos con el escenario opuesto. Las vías siguen en su sitio, incluso en uso habitual, pero las estaciones han sido tapiadas y olvidadas, o incluso dejadas arruinarse.
Este es el caso de la estación de Gascones-Buitrago, situada en la zona norte de la provincia de Madrid. La carretera, en sorprendente buen estado, acaba en la explanada de esta estación.
De los tres edificios, el más deteriorado es el destinado a mercancías. El techo ha caído en su totalidad, y en su interior crece la hierba entre los escombros.
La pequeña construcción que albergaba los servicios tiene techo, pero aparte de eso ha sido severamente destrozado y pintarrajeado, con bastante poco gusto.
El edificio que albergaba las oficinas y demás está en un estado algo mejor. Casi todas sus entradas fueron tapiadas hace tiempo, aunque alguien se ha dedicado a echar abajo algunos de las tapias en puertas y ventanas, de modo que se puede acceder al interior sin esfuerzo. El interior está bastante destruido, aunque aún quedan algunas literas oxidadas y restos inservibles de cocinas y baños. Resulta difícil pensar que en este lugar se haya utilizado para el tránsito de viajeros alguna vez.
En cuanto a los equipamientos exteriores, la báscula de trenes ha desaparecido, quedando sólo los hierros y el balancín de la vía. Incluso el gálibo, algo más alejado, sólo queda la percha.
Llama la atención por su tamaño la plataforma giratoria que se usaba para girar los vagones. Farolas, bancos y otros mobiliarios han sido destrozados, y apenas queda nada.
Realmente es una pena que estas estaciones queden abandonadas y olvidadas. Probablemente no sea rentable mantenerlas en funcionamiento para algo más que un apeadero ocasional, pero el hecho de cerrarlas y dejarlas allí, como si algún día fueran a funcionar otra vez me resulta curioso. Al final se quedarán como las casitas de las maquetas de tren: edificios huecos e inútiles con la única razón de ser de servir de adorno. Al menos hasta que el tiempo y los gamberros los hagan pedazos, y acaben siendo demolidas y barridas a un lado de la vía.
Hay veces en que uno se para en un sitio abandonado, cierra los ojos, y dejando volar la imaginación se puede reconstruir un lugar tal y como fue antaño. Las estaciones de tren se prestan bastante a esto, sobre todo en días oscuros de invierno en los que se pueden imaginar viajeros de largos abrigos, sombreros y enormes maletas de piel.
En la estación de Gasones-Buitrago, con mucho esfuerzo, la única imagen que viene a la cabeza es la de los gamberros de botellón.
Localización: Cerca de Buitrago de Lozoya, antes de llegar a Somosierra por la A-1. En google maps se puede apreciar perfectamente el edificio principal, al este, el edificio de mercancías, más al oeste y con el tejado sólo a medio caer, y los servicios, apenas visibles entre los árboles entre los dos primeros edificios.
Acceso: Se llega sin problema en coche siguiendo las indicaciones de la carretera, y se puede aparcar en la explanada de la estación. Actualmente se puede entrar en todos los edificios sin problema.
Estado: Como comentaba, el edificio de mercancías está en estado de ruina avanzada y apenas quedan restos de la estructura de madera del tejado, así que mejor no entrar un día de viento. De todas maneras se ve desde fuera todo el interior. El edificio de la estación está en estado aceptable, aunque con los muros interiores y escaleras bastante estropeados.