Colonia militar General Varela
No muy lejos de Burgos, el radar del Sr. Stewie volvió a fijarse en esta imponente construcción visible desde la carretera. Tras desviarse de su ruta y echar un fugaz vistazo tuvo la amabilidad de compartir su descubrimiento con el resto de los mortales poco tiempo después.
El lugar es un viejo colegio para hijos de militares, o al menos ese fue su último uso, ya que previamente había realizado funciones de hospital. No sólo contaba con aulas, sino también con dormitorios y otras instalaciones, de manera que casi se podía describir mejor como un internado o unas colonias de verano. Se le conoció como Sanatorio Antituberculoso General Varela, o en épocas más recientes simplemente como La Colonia.
El edificio principal, que albergaba la mayor parte de las instalaciones es un enorme edificio de cuatro plantas de alto, más un sótano. Desde el exterior se observan que aún se conservan un buen número de viejas persianas de madera que le dan un aire de clausura.
Sin ni siquiera entrar se aprecia que el estado del edificio no es precisamente bueno. El suelo en la entrada ha cedido y sólo queda un enorme hueco has el sótano.
Entrando por uno cualquiera de las otras puertas nos encontramos interminables pasillos y bastantes escombros. Los falsos techos se han desmoronado en bastantes casos. Las puertas de madera siguen en su sitio, casi todas abiertas. Los ventanales traseros y las ventanas abiertas dan bastante luz, así que se puede caminar por casi cualquier sitio sin necesidad de linterna, al menos en las plantas bajas y superiores.
Las escaleras a la segunda planta tienen buen aspecto. Dentro de lo que suelen ser estas viejas construcciones, dan bastante sensación de seguridad.
Las plantas superiores son otra interminable sucesión de pasillos. En este caso encontramos varios dormitorios en buen estado, aunque vacíos casi totalmente, excepto por algún colchón viejo, armarios empotrados y alguna silla. Curiosamente los extremos de las alas del edificio se conservan bastante mejor que las zonas centrales. Los pasillos exteriores, a modo de grandes terrazas cubiertas, conservan aún su encanto.
Aún así, en varias habitaciones de la planta superior se conservaba el papel pintado de las paredes, aunque ni rastro de cualquier tipo de mobiliario.
Sin embargo, en las zonas más céntricas del edificio nos encontramos los detalles más curiosos de este lugar.
La cocina, por ejemplo, ha sido arrasada casi en su totalidad, excepto por su enorme campana de acero, que aún resiste el paso del tiempo y el expolio.
Otra estancia espectacular es el antiguo teatro. La platea ha desaparecido, y de las filas de asientos apenas quedan algunos asientos de madera desvencijaos y cubiertos de polvo y escombro.
En la parte superior, accediendo por las escaleras en la entrada trasera del teatro, se encuentran algunos asientos en mejor estado y la cabina de proyección, totalmente desolada. Por desgracia, como buen cine, la luz era muy escasa, y las posibilidades de fotografiar bastante reducidas.
No muy lejos, encontramos la capilla. Al menos lo que queda de ella, ya que excepto el área que ocupaba el altar, todo el suelo de la habitación se había venido abajo, y sólo se podía acceder al otro lado por la parte de atrás del edificio.
En los sótanos nos encontramos otra de las joyas de este antiguo edificio, un viejo ascensor varado para siempre en el sótano.
El resto de maquinaria: calderas, tuberías y demás, han desaparecido en su mayoría.
A la derecha del edificio nos encontramos lo que debió ser un viejo gimnasio, con el parquet seco y agrietado, y varias canchas de baloncesto en su exterior.
Algo más cerca de la entrada había un par de casas grandes. La mayor de ellas, de aspecto bastante tétrico, probablemente fuera la que llamaban “la casa del coronel”. Habitaciones bastante grandes, puertas de madera y cristal, hoy podridas y rotas,
Poca cosa que ver en sus habitaciones vacías, aunque sorprende ver una montaña de colchones viejos en lo que debió ser el salón.
Un poco más lejos, otro edificio de casas más grande, con lo que debieron ser dos viviendas en el mismo edificio. Lo que ahora se la llama un adosado, vamos. Habitaciones y más habitaciones, aunque en este caso e techo de la planta superior había caído en varios puntos, y la naturaleza había reclamado hace tiempo varias habitaciones, adornando el suelo de verda aquí y allá.
Un poco más abajo, la antigua piscina, de buen tamaño y hoy totalmente seca, aunque se conserva en un estado aceptable a pesar de los años de abandono. Casi no cuesta trabajo imaginarla llena de críos gritando y saltando por doquier.
Deambulando por la zona encontramos a algunos curiosos como nosotros, y a varias personas mayores sentadas en un banco a la entrada. Estas últimas nos comentaron que el lugar solía ser expoliado por chatarreros que se han llevado casi todo el metal del edificio, lo que explica el estado de la mayoría de las habitaciones, o la caída de algunos de los suelos y techos. De hecho, nos comentaron que habían estado a punto de llamar a las autoridades para avisarles de nuestra presencia, pensando que éramos gamberros o chatarreros. Es una suerte que seamos gente sociable, y no cuesta nada saludar y preguntar.
Un edificio histórico y lleno de historias, hoy convertido en una sombra de lo que antaño fue. Aún así, una sombra no exenta del encanto de la decadencia y de lo que en su día fue.
Localización: N42° 6' 1.22", W4° 12' 10.49”. En la provincia de Burgos, casi colindando con la de Valladolid Palencia. En la foto aérea de google maps se puede ver el edificio principal a pesar de la falta de resolución de la imagen.
Estado: El edificio principal está en bastante mal estado por el expolio sufrido, aunque acceder a él no es excesivamente peligroso si se observan las debidas precauciones. No aconsejaría a nadie intentar subir a la última planta por la gran cantidad de escombros que se acumulan en el último tramo de escaleras. Los agujeros en el suelo son bastante visibles, pero no conviene despistarse.
Los edificios aledaños son de construcción más reciente, y estructuralmente se encuentran en mejor estado, por lo que los suelos son firmes. No así los tejados de las viviendas más alejada, en bastante peor estado.
Acceso: El camino es de asfalto hasta los últimos 200 metros, en que se convierte en un camino de tierra, transitable sin mayor problema por casi cualquier vehículo. Incluso se puede aparcar en la puerta del edificio principal. No hay ningún tipo de cerca o valla que impida el acceso.
Enlaces:
- Entrada sobre el edificio y otros preventorios en esperando al tren.
- Página web con información su época como colonia infantil con testimonios de antiguos alumnos y fotos de la época .
- Información histórica sobre el vecino pueblo de Quintana del Puente, que incluye una reseña al edificio, conocido como La Colonia.
- Album de fotos con las imágenes del artículo junto a algunas otras en favshare.